sábado, 27 de agosto de 2011

los vicios





Qué son los vicios?
Hay diferentes maneras de definir qué es el vicio.
En primer lugar, la palabra vicio, proviene del latín “vitium”,que lo define como una "excesiva afición a algo, especialmente si es perjudicial", como una "mala costumbre, el hábito de obrar mal" y como una "cosa a la que es fácil aficionarse", por supuesto, el significado social que se le ha dado a la palabra vicio se ha ido ampliando para incluir muchas otras acepciones; como la mala condi­ción del alma de las personas para inclinarse a abusar de determinadas cosas; es el acto de ejecutar una acción, frecuentemente o en demasía, es la afición por determinadas costumbres, que incitan a excederse en el goce de los deleites, es el gusto o la manía, que provoca excesivo apego hacia las cosas que perjudican a la salud, es la libertad ilimitada, para adoptar las tendenciosas o malas costumbres, es la tendencia que incita a procurar cualquier perjuicio en contra de nuestros semejantes, es el acto de consumar alguna acción con perversidad; es el estado inconsciente que convierte al hombre en un ente despreciable; es también la degeneración producida por el uso excesivo del alcohol, de los juegos de azar y de las drogas enervantes.
El vicio es un mal que debemos combatir en nosotros mismos y en los demás. Por lo tanto, y en consecuencia, es muy justo conocer en detalle, cuáles son esos sentimientos que emanan de nuestra conciencia, para procurar huir de las malas tentaciones, de las perversas costumbres, y de los hábitos que pervierten todo instinto de moralidad en el hombre para poder apartarse del camino; que de una manera directa, conduce a la humanidad hacia los vicios.
Por lo que respecta a la definición Masónica, de lo que es el vicio, se refiere precisamente al acto de contentar nuestras insanas pasiones; es el hábito que pervierte a los instintos humanos, cuando viene la desesperación si no se satisfacen; así como la perversión de la sana moral y de las buenas costumbres sociales.
Consecuentemente, debemos tomar en consideración, que una de nues­tras principales misiones ante los ojos de la Humanidad entera, consiste en combatir en forma práctica y radical, a todos los vicios, cualquiera que sea su origen, o las causas que concurran en el ánimo de quienes los hayan adquirido; o bien, en atención a las circunstancias en que el hombre se haya visto obligado a contraer tales hábitos, tomando en cuenta que, son también perjudiciales para la salud de la propia fami­lia y por lo mismo, los son igualmente para la colectividad humana.
Sabemos que las causas primordiales que conducen al hom­bre, hasta adquirir el hábito de los vicios, lo son por lo regular, la igno­rancia, la ausencia de la voluntad propia, la debilidad de carácter y la falta de preparación intelectual. Pudiera decirse que el vicio, cualquiera que sea su inclinación o la tendencia que lo origina, constituye también una peligrosa enfermedad física, un defecto moral, y una afección espiritual, para quienes se dejan arrastrar por la influencia de las bajas pasiones; en cuyo caso, todos sus actos, sus acciones o sus obras, constituirán una cadena interminable de errores morales y materiales, tomando en conside­ración, que el gobierno que se ejerce sobre si mismo, y dirigido por la propia voluntad, se considera como una virtud, muy difícil de llevar a la práctica.

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